En plena Semana Santa, la Dirección General de Tráfico ha desplegado un gran equipo para controlar la seguridad de los conductores por las carreteras españolas durante estos días de tanto movimiento. Concretamente se han desplegado 9.200 agentes de la Guardia Civil de Tráfico, 264 vehículos camuflados,724 radares fijos más 62 de tramo y 557 de móviles, 10 helicópteros y 216 cámaras. Todo un arsenal para vigilar el mayor número de vehículos posible por todo tipo de carreteras.

A todo esto, hay que sumarle los famosos dron que ya están en uso de estos agentes de tráfico. Hasta la fecha, la DGT ha realizado un largo período de pruebas con estos aparatos electrónicos por nuestras carreteras sin llegar a denunciar a ningún infractor. “De momento son un apoyo”, ha comentado Ana Isabel Blanco, la subdirectora adjunta e Circulación de la DGT.

Hasta el próximo 22 de abril, o drones estarán vigilándonos desde el aire, demostrando una vez más que la tecnología se puede adaptar a cualquier circunstancia. En estas fechas de fiestas, se están utilizando en aquellos puntos donde no hay cámaras fijas con una gran concentración de accidentes.

Rubén López Segovia, jefe de la Unidad de Medios Aéreos de la DGT, ha asegurado que “tal vez, en función de la tecnología y e la evolución del entorno regulatorio, se puedan convertir en sustitutos o alternativa a los helicópteros”. El coste económico de una reparación de este aparto es muy económico, además que en una altura de 100 metros es casi imposible distinguirlo. Lo malo es la capacidad de batería (unos 30 minutos), pero los avances tecnológicos crecen a pasos agigantados.

La DGT trabaja con dos tipos de dron: los Matrice 200 (más de 6 kilos de peso) y los Phantom 4 (no llega a los 2 kilos de peso). Son capaces de alcanzar una altura máxima de 120 metros y permiten detectar el comportamiento de los conductores al volante, ya sea si llevan el cinturón de seguridad puesto o no o si utiliza el teléfono móvil mientras se circula.